Existen muchos mitos de la educación vivencial que rodean todo lo que tiene que ver con el acompañamiento infantil basado en métodos de educación activa. Entre ellos, nos encontramos con:
“Los niños y niñas hacen lo que quieren”
Esta afirmación no es del todo cierta. Es verdad que, desde nuestro punto de vista, el niño necesita constantemente reafirmarse como ser individual, con voz propia. Es por ello, que en este espacio se le brinda la oportunidad de expresarse y decidir qué quiere y qué no. Hablamos de niños, independientemente de sus características y sus diversidades.
Quizá, imaginar un colegio con esta metodología resulte más fácil que pensar en un espacio terapéutico, pero lejos de ello, es igualmente aplicable. La terapia persigue unos objetivos: a veces a corto plazo, si el niño es muy pequeño, otras más a un medio o incluso a largo plazo, si se trata de adolescentes. Para poder conseguir esos objetivos, es indispensable conocer las necesidades del niño, adaptarnos a ellas y acompañarle en su desarrollo, pero eso sí, siempre respetando sus decisiones.
“Si no se utilizan libros, no les va a servir para el colegio”
Partimos del convencimiento de que cuando un niño acude a un espacio terapéutico no es un apoyo para que “vaya bien” en el colegio, sino porque presenta dificultades a nivel psicológico, cognitivo, perceptivo, psicomotor, relacional…que le están afectando en cualquier plano vital.
Cada niño tiene un ritmo de desarrollo y esto, en muchas ocasiones, determina que hay niños de edades similares con un desfase significativo en cuanto a aprendizajes o hitos evolutivos alcanzados. En ocasiones, sólo se debe a que nos necesitan más tiempo que otros, pero otras veces, es fruto de alguna dificultad.
Tanto en casos de estimulación como en los de dificultades o diversidades funcionales, seguiremos un método activo y vivencial, en el que el niño aprende a través del juego y la manipulación de los materiales.
Nos gustaría que compartierais con nosotras vuestras experiencias, sugerencias o dudas acerca de este tema. ¡Animaos!
Lorena Solbes Gálvez Psicopedagoga